La placa que llevó al mito más difundido sobre el terremoto de 1922

A 98 años del gran terremoto de 1922, bien vale la pena re visitar algunos de los mitos que circulan en torno a este hecho histórico. Aquí el geólogo Miguel Cáceres, nos habla de la cuestionable magnitud que cifran algunos datos divulgados con fuentes poco rigurosas. 

Por Miguel Cáceres

Se cumplen 98 años del fatídico 10 de noviembre de 1922, cuando cerca de las 23:50 ocurrió el más mortífero terremoto que se ha producido en Atacama desde que se tienen registros escritos. En cada conmemoración de esta fecha, decenas de personas, con un desinteresado interés por recordar un año más del acontecimiento comparten información, opiniones o comentarios que parientes que lo vivieron les hicieron. La mayoría de las veces mezclando verdades con supuestos o derechamente afirmando cosas erradas. Dentro de estas, la que más llama la atención, es la que asegura que su magnitud fue 10, superando incluso al de Valdivia de 1960 que alcanzó 9.5 (el mayor registrado instrumentalmente).

Ya en 1949 Gutenberg y Richter (si, el mismo de la escala sísmica) calcularon que habría tenido una magnitud de 8.3. Luego, en décadas subsecuentes, varios otros investigadores la han estimado utilizando diversos métodos, los cuales indican que habría tenido entre 8,3 hasta 8,7. Entonces, ¿de dónde viene la distorsión de que alcanzó magnitud 10?

El origen de la confusión en una placa

En el cementerio municipal de Copiapó existe una fosa común donde se encuentran decenas de víctimas del terremoto. En esta hay una placa de mármol con un breve texto da cierta información acerca de las consecuencias del cataclismo, destacándose la siguiente frase: “EL INESPERADO TERREMOTO ALCANZO GRADO 10”.

¡He allí el error!, ¿por qué?, porque se está confundiendo MAGNITUD con INTENSIDAD.

 

Fotografía1. Letrero ubicado en la fosa común en cementerio de Copiapó.

La magnitud es una medida de cuanta energía liberó un sismo y se necesitan sismógrafos y fórmulas matemáticas para su cálculo, mientras que la intensidad determina que tan desastroso fue un terremoto mediante la observación directa de efectos que tuvo en la infraestructura. Dicho sea de paso, también es erróneo hablar de “grado” ya que ninguna es una escala graduada.

Ciertamente el desconocimiento en estos parámetros ha provocado que cada persona que lee la placa internalice que tuvo un “grado 10”, creyendo erróneamente que el terremoto llegó hasta tal magnitud, pero de lo que allí se está hablando en realidad es de la INTENSIDAD.

A principios del siglo XX, la naciente sismología era aún rudimentaria, por lo que se utilizaban métodos descriptivos para estimar que tan fuerte había sido un terremoto. Para ese tiempo se empleaba la escala de Rossi-Forel (similar a la Mercalli usada actualmente), la cual utiliza números romanos de I a X. Va de extremadamente débil (I) a intensidad extrema (X), es decir, un sismo que produce un gran desastre con perturbaciones del suelo, generación de grietas, deslizamientos de rocas desde los cerros, desplazamientos de vías férreas y puentes.

Pero ¿cómo llega el “grado 10” a la placa del cementerio?, pues bien, debido a la descripción que el encargado de la estación sismológica instalada en el Liceo de Hombres de Copiapó, don Luis Sierra Vera, hizo del fenómeno telúrico:

 “A las 23h 53m 30s se inició un formidable ruido del 5 grado, semejante a un fuerte trueno que despertó a los que dormían y llenando de terror a todos. Inmediatamente precipitó un movimiento de tierra cuyas oscilaciones principales fueron de noreste a suroeste y algunas verticales menores alcanzando el V.o de intensidad (escala Rossi-Forel) que se mantuvo unos 30 segundos, aumentando la intensidad al VIII grado por unos 20 segundos y a continuación llegaron las oscilaciones del grado máximoque duraron tres minutos; después la intensidad disminuyo poco a poco hasta IV o II grado por varios minutos, para aumentar al VIII grado y disminuir, por fin, definitivamente(…)”

Del párrafo se destaca “oscilaciones del grado máximo”. Sabiendo que la mayor intensidad en la escala Rossi-Forel es X, además que el texto se habla varias veces de “grado” (lo que es un error), se puede hipotetizar que la unión de ambas es el origen de la confusión plasmada en la placa del cementerio de Copiapó.

Conclusión

A casi cien años, muchas personas aun afirman que el terremoto del 10 de noviembre de 1922 fue “grado 10”, no obstante, varios estudios científicos confirman que su magnitud ronda los 8,5. La confusión proviene de la descripción del sismo plasmada en la placa ubicada en la fosa común del cementerio general de Copiapó, en donde se indica que “el inesperado terremoto alcanzó grado 10”, sin especificar si es magnitud o intensidad, sin embargo, lo que en realidad hace mención es a ese último parámetro, que en ese tiempo era estimada mediante la escala Rossi-Forel y cuyo máximo es X. Esto, denota el desconocimiento en parámetros básicos que ya debiesen estar adquiridos en un país sísmico, pero más aún, resalta que los geocientistas tenemos tarea por delante respecto de continuar acercando la geología a la sociedad, para que esta comprenda de mejor forma el medio que la rodea.

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