En la siguiente columna el periodista David Ortiz nos cuenta su punto de vista sobre el proceso constituyente de este fin de semana, con una perspectiva de democracia e historia. «Este fin de semana se puede generar una nueva linealidad histórica. Una donde la historia se hace desde el poder y la presión ejercida por las masas. Estamos ad portas de una elección que le quitará la firma de Lagos a la actual constitución y la sombra de Pinochet».
Por David Ortiz Zepeda
Este fin de semana es importante votar Apruebo y Convención Constituyente para acabar con una linealidad histórica muy precisa. A riesgo de ser reduccionista, hablaré sobre los tres procesos que llevaron a desarrollar constituciones en los últimos casi 100 años.
La Constitución de 1925, de corte liberal, salió de un proceso de crisis donde los sectores proletarios se integran de manera plena a la discusión pública. Sindicalistas, desde el anarquismo hasta el socialismo, generaron nuevas dinámicas de sociabilización y administración de la política. Ya no se podía resolver las cuestiones de orden administrativo del Estado obviando a los sectores obreros.
Si bien se intentó un primer proceso constituyente, más parecido a lo realmente democrático, con representantes de diversos movimientos sociales y agrupaciones obreras, ese proceso decayó y se instaló el proceso institucional que si bien no era cien por ciento democrático, al menos se hizo cargo de una República que tenía en consideración más aspectos de la sociedad chilena del primer tercio del siglo XX.
De allí viene un proceso de desarrollo de ese modelo social y estatal que va avanzando hacia más espacios democráticos hasta llevar al proceso reformista de la UP. Todo eso se acabó de un modo horroroso. La violencia de bombardear los símbolos civiles como La Moneda, espacio representativo del orden social estatal, matando y masacrando a miles y miles de chilenas y chilenos sentó el contexto para llevar un proceso constitucional absolutamente anti democrático, anti persona.
De allí se subyuga a un sector de la población, el que en 1925 pujó por obtener un nuevo orden de relaciones sociales y luego se desarrolló desde múltiples estrategias para tener ganancias, organizarse, vivir mejor.
Ese Chile desaparecido, re emerge en un formato no visto antes, con nuevos símbolos, los de un Chile subalterno. Ese Chile expresado en la bandera negra, ese lado oscuro de la sociedad, que no es reconocido por el estado, en su pluralidad, en sus naciones, en sus identidades tan diversas, es el que emerge.
Este fin de semana se puede generar una nueva linealidad histórica. Una donde la historia se hace desde el poder y la presión ejercida por las masas. Estamos a una elección se le quitará la firma de Lagos a la actual constitución y la sombra de Pinochet.
Por eso Apruebo y Convención Constituyente. No perder las organizaciones, seguir críticos y alertas ante el poder, deben ser nuestras posturas para que el proceso no se venga abajo. Sino que al revés, que los que estamos abajo podamos seguir emergiendo.