El arqueólogo Francisco Garrido y antropóloga física Catalina Morales, realizaron un minucioso estudio del hallazgo arqueológico realizado en Punta Colorada, en la parte alta del Valle de Copiapó, el cual permitió estudiar cuatro cráneos que datan de la época en que el Tawantinsuyo llegó hasta esta zona.
¿Con qué se encontraron? Con cabezas cercenadas, ensartadas en picas. Esto es lo que destaca la BBC, en una nota donde se revelan los detalles de esta realidad que quedó sepultada en el tiempo y que gracias a la ciencia hoy podemos conocer.
«La zona de Copiapó es el límite sur en el desierto de Atacama», comentó el doctor Garrido a BBC News Mundo. «Es el desierto más árido del mundo y por lo tanto representa desafíos bastante importantes para lo que es el espacio del Imperio inca«; cuentan al medio de comunicación británico.
Este sector de Atacama fue muy importante para los incas, quienes llegaron a invadir la zona en busca de cobre. Uno de los principales vestigios de este hecho está en el recinto «Viña del Cerro», una antigua fundición de mineral que funcionaba con hornos. Así también el palacete inca, ubicado en la parte alta de Tierra Amarilla. «Es una de las aldeas más importantes de la época tardía del Imperio inca», explicó Garrido a la BBC.
Si bien existe evidencia de que el trabajo diplomático de integración de los incas en el sector existió, con rituales de anexión y comensalía, también es cierto que las demostraciones de fuerza con un caracter de dominación simbólica también se ejercieron.
«El uso performativo de impactantes y poderosos despliegues de violencia pudieron haber ayudado a demostrar el control político y garantizar el sometimiento al régimen incaico», cuentan los investigadores al medio internacional.
«En este caso específico, estas cabezas expuestas como demostración ideológica de poder tiene que ver con una demostración concentrada de violencia que tiene obviamente un efecto poderoso, pero también para evitar otras formas de acción porque no tenían logísticamente los medios para generar otro tipo de control».
«El uso de la fuerza no es que no fuera una opción, pero no era la primera opción», aseguró Garrido.
