En la siguiente columna, el periodista Marcel Gaete nos comparte su punto de vista sobre el momentos constitucional y la necesidad de seguir debatiendo sobre distintos derechos que deben ser considerados. Uno de ellos es el derecho a la comunicación, el cual nos plantea debería plantearse desde » visto desde el punto de vista de la diversidad de voces, y de espacios para que la comunidad sienta que está representado su sentir y que tiene la visibilidad que se merece».
Por Marcel Gaete Parraguez, Consejero Nacional del Colegio de Periodistas de Chile
En estas últimas semanas que dejaron un 2020, -con más incertidumbres que certezas -, se pueden ver a muchos actores entregando discursos y propuestas de cara el proceso que se vivirá para la construcción de una nueva Constitución.
Quizá lo más certero y claro del año que nos dejó, fue el rotundo triunfo del Apruebo por tener una nueva Carta Magna, en donde de verdad sea la casa de Chile donde todos quepan, y se puedan dejar claramente establecidos los lineamientos para los próximos años. A lo anterior, se sumó que la gente y el ciudadano que no venía participando en elecciones, se volcará en masa a indicar que prefieren una Convención Constitucional, y que el trabajo que viene sea hecho por otros actores, y no los mismos parlamentarios en ejercicio.
Pues bien, siempre hay trampas a la democracia en Chile, y ya podemos ver a ex ministros, o parlamentarios que deciden renunciar, para poder estar en la papeleta en el mes de abril como candidatos o candidatas. Para que vamos a comentar las dificultades que históricamente han tenido los independientes y los pueblos originarios; y en el caso de estos últimos, luego de varias semanas sin acuerdos, se logra aprobar un número menor para que participen.
En algunos sectores y pasillos me decían que en verdad Chile no despertó del todo, que faltó algo más, que sólo se movió un poco, y que lentamente está volviendo al cause que nos tenía acostumbrados. Eso está por verse, hay que analizar lo que pasará en el primer semestre de este 2021, con una pandemia que no da tregua y donde la solución definitiva aún no se vislumbra del todo. Es de esperar que las restricciones sanitarias no limiten la capacidad de pensamiento y reflexión a quienes resulten ser electos constituyentes.
Existen temas sensibles que deben ser tratados, como es el defender los derechos esenciales que debería tener nuestra sociedad, y uno que ha sido palpable en los tiempos de Covid y durante el “estallido social”, es el Derecho a la Comunicación, visto desde el punto de vista de la diversidad de voces, y de espacios para que la comunidad sienta que está representado su sentir y que tiene la visibilidad que se merece. En Chile la libertad de expresión ha sido confundida con la protección de los derechos de propiedad y libertad de empresa de unos pocos. Esto, fue evidente con lo que vivieron los grandes canales de televisión, a quienes se les cuestionó con fuerza, acerca de la línea editorial que tenían o tienen, y el silencio cómplice que guardaron por mucho tiempo, cuando veían frente a sus ojos las tremendas y evidentes desigualdades que tenemos en todo Chile.
La gente ya no es la misma y el país tomó con fuerza las banderas de justicia social. Es de esperar que no sea tan fácil aprobar leyes que favorezcan a los mismos de siempre. De la ciudadanía dependerá entonces que NO se les pase a llevar y que se respeten los derechos que mantiene la actual Constitución. Esa misma que ya comenzó a cambiar el pasado 25 de octubre.