En la siguiente columna de opinión, nuestra colaboradora Constanza Ossandón nos presenta una relación entre la manipulación mediática del actual gobierno y su férrea defensa a los excesos de violencia por parte de Carabineros, relacionándolo con el abuso sufrido por mujeres y disidencias, bajo el rótulo del gaslighting o chantaje emocional.
Por Constanza Ossandón, psicóloga.
Nos mienten en la cara: tiraron a un niño de un puente y dicen que se cayó .
El gobierno negacionista no conforme con negar años de violencia, de violaciones a los Derechos Humanos y el dolor de una sociedad completa, hoy con toda la tecnología de nuestro lado, nos sigue mintiendo a la cara.
Niegan la realidad, difunden mentiras a través de los medios hegemónicos y nos quieren convencer de que todo está bien. Que somos nosotros y nosotras quienes están equivocadas y utilizando todas las estrategias comunicacionales que se permiten, justifican la violencia desmedida de la policía. Sin embargo, tenemos pruebas de nuestra verdad.
Y es que la estrategia comunicacional de este gobierno, funciona tal cual como la de un maltratador que somete a su pareja, utilizando el gaslighting para hacernos creer que estamos errados y mantener su farsa respecto al homicidio frustrado de un adolescente en el puente Pío Nono de Santiago.
Nos quieren imponer su verdad a través de los medios de comunicación, disfrazándola de imparcialidad, de neutralidad; pero no entienden que aquí estamos, situadas y organizadas para desmentirles, exigir justicia y dignidad, porque no permitiremos que sigan negando la realidad.
El joven de 16 años fue arrojado por los pacos al río y esa es la única verdad. Pero en la televisión, distintos parlamentarios del oficialismo insisten en resaltar que es más importante la muerte de un padre de familia en Collipulli, región de la Araucanía.
Hoy como nunca antes, hemos visto a una fiscal exigir lo mínimo y hacerse cargo de la criminalización de los pacos, de manera inmediata en contexto de protesta, no como con Gustavo Gatica o Fabiola Campillay.
Que alegría da un poco de justicia en este país. Pero no debiese ser motivo de alegría que la institucionalidad funcione.
Ni la declaración del general Rozas en el Congreso, o su eventual salida del cargo en carabineros, resolverá la problemática asociada a la institución criminal de Chile: que su disolución debe ser inmediata. Sin embargo, temo lo que pase una vez estos pacos queden libres y sean simples civiles, cuando han sido educados para ejercer la violencia.