En la siguiente columna el profesor de historia Felipe López nos comparte su punto de vista ante las desigualdades sociales que se agudizan en el contexto de la pandemia, y donde re emergen muchas de las demandas sociales levantadas en octubre.
Por Felipe López, Profesor de Historia / foto destacada: Ricardo Cossio
En Octubre, nos preguntábamos sobre los factores histórico – sociales del reventón Histórico, muchos sesudos analistas, personajes de televisión e incluso políticos profesionales – sin siquiera un ápice de vergüenza – daban sus recetas de las razones de lo ocurrido… Y lo ocurrido, no es más que la consecuencia de la profunda desigualdad en la que vive el País, desde que sendos Aristócratas fundaran esta República con intereses mercantiles pasando hacia el dominio casi absoluto del Estado por parte de la clase política civil.
Desde este punto de vista, lo que muy bien llamó Gabriel Salazar como “Pueblo Mestizo”, ha estado alejado de las decisiones que le conciernen a su propia vida e incluso alejado de la construcción de la nación. Ese pueblo mestizo es el mismo que muy bien aplaudían – inclusive erigiendo estatuas – los oligarcas en 1879, cuando los “rotos” se desangraban en el campo de batalla por intereses mercantiles ingleses.
Es que así ha sido construido Chile, sin pensar en el Pueblo más que cuando a algunos les interesa integrar un “conspicuo” cargo político. Esa masa moldeable permeada por el peso de la noche, la pasividad endémica de ese mismo Pueblo que debía ser conducido por el Patriciado.
¿Ha cambiado algo en el Chile contemporáneo?
De repente, los estudiantes se aburrieron, evadieron el metro, los brazos se alzaron, se quemaron las farmacias, se incendiaron las calles, se saquearon supermercados. ¿Y se preguntarán por qué? Por la rabia acumulada en dos siglos, acostumbrados a que muchos se rieran en sus caras. Los acontecimientos decantaron y entramos en un agrupamiento de fuerzas sin pensar lo que se venía desde Oriente, una enfermedad letal que nos tiene como seres humanos replanteándonos en perseverar en un sistema para el cual somos simples números. Sin embargo lo más grave de todo, es que el Coronavirus ha exacerbado lo que el reventón de Octubre evidenció, la desigualdad social de Chile.
Si con razón se reclamaba por las AFP, si con razón se reclamó por las farmacias, si con razón se exponía que a la gran mayoría de nuestro pueblo no le alcanzaba para vivir, hoy en día en que una enfermedad letal nos conminó a irnos a nuestros hogares, se hace incluso más grave.
En este sentido, todo aquel que puede hacer la cuarentena en su hogar debe sentirse un privilegiado – incluyéndome-. Es fácil hablar cuando tienes cubiertas tus necesidades básicas , es fácil exigirles a personas con empleos precarios, que sufren despidos, abusos patronales de tiendas comerciales, discriminación en la salud y un largo etcétera, que se queden en sus casas, cuando quienes hablan viven en la opulencia y tienen la facilidad de tener hogares con gran espacio. Es tal la falta de sintonía, que podemos observar los matinales – esa especie de lavado de imagen colectivo de la clase empresarial y política- con animadores y programas que creen que esto es un show más.
Esta desidia, es la misma que ha expuesto la población más favorecida, que cree que por tener dinero son una clase distinta de ser humano. Es la misma desidia que ha mostrado un Gobierno tecnócrata que le interesan más los réditos económicos que la humanidad, concepto que al parecer no han revisado tipos que creen que con 50 mil pesos en Chile se sobrevive y conceptos que al parecer, no le enseñaron al Presidente de la República en las más conspicuas Universidades donde se vanagloria de haber estudiado.
Es que la palabra humanidad, el ser que constituye lo verdaderamente humano no se puede enseñar en la Universidad, ser empático no te lo enseñan en las Universidades ni el dolor humano tampoco. No les importa porque el sector que nos gobierna es heredero del individualismo y el “sálvese quien pueda” neoliberal impuesto en una Dictadura sangrienta.
Hoy en que los muertos y los despidos aumentan, hoy en que las tiendas comerciales quieren abrir, hoy en que un número es más importante que una vida podemos tener la respuesta del reventón histórico de Octubre. No nos extrañemos en que cuando todo esto pase – porque de alguna manera pasará- la masa ciudadana descontenta, ese mismo pueblo mestizo que tanto han vilipendiado se levante en una verdadera revolución y acabe de una vez con el antiguo régimen, paradójicamente, de la misma manera en que los burgueses terminaron con la Monarquía y en sus banderas, se lea al poeta Vicente Huidobro: “Amo todos los ruidos de cadena que se rompen”.
Siempre sensatas las palabras
Del profe Felipe. El despertar de la conciencia y la empatía será. El único factor de cambio a un país mejor, de no ser así, la incomodidad de la clase acomodada será la única vía de
Escape.