Un espacio de introspección donde la ansiedad y la incertidumbre crecen es lo que viven muchas personas durante la cuarentena. En medio de la pandemia surgen muchas reflexiones que van evolucionando, y sobre todo un distanciamiento y punto de vista crítico ante el exceso de información que circula. «En cuanto a los medios masivos de información, esperamos que tengan esa apertura que mostraron desde el estallido social y que los obligó a tener más contenido social, y a ser más críticos del propio rol que ejercen los “rostros” que vemos a diario en la televisión», es lo que nos dice en la siguiente columna el periodista Marcel Gaete.
Por Marcel Gaete, periodista. / Colaboraciones: [email protected]
Para nadie es un misterio que los hechos vividos en el último tiempo en nuestro país, han condicionado las relaciones sociales, y por ende, las acciones han debido cambiarse para poder interactuar con el entorno, ya sea para ir a un parque, o para poder continuar con los estudios o tareas laborales.
Desde octubre a la fecha, con el estallido social, se han visto alteradas las conductas, y a veces existen actores como los niños y niñas que no siempre entienden bien lo que ocurre. Se podría decir que en un corto tiempo, se ha pasado de sentimientos de frustación, alegría, al enojo, o rabia, para luego volver a retomar un ciclo donde no podemos controlar muchas veces. Ahora bien, cuando creíamos se podía volver a una cierta “estabilidad”, aparece desde Asia y los países de Europa el Covid -19, un virus que se propagó rápidamente y que nos tiene en una incertidumbre que a veces agobia a las personas, y esa sensación hace que aparezca el miedo. Algo parecido a la película “Intensamente”,que alguna vez disfrutamos con nuestros niños.
No se tiene certezas de cuando podría controlar en nuestro país y región, y además que resulta muy complejo lograr los cambios culturales para que la gente acate como corresponde las medidas de prevención y autocuidado. Al parecer siempre tiene que existir el látigo de la autoridad o la sanción a través de una multa, para que se obedezca.
Además, debemos precisar que hay una diferencia entre sentirse inquieto por un tema incierto y estar ansioso hasta el punto de que la preocupación dificulta el sueño y la vida diaria. La sobrecarga de información falsa y la acumulación de preocupaciones tienen nefastas consecuencias en el bienestar físico y psicológico y pueden acelerar la mente a una velocidad aterradora. En la era digital, esto está pasando con una tremenda intensidad. Estamos ante una Pandemia que nos toma en medio de avances tecnológicos, que nos tienen expuestos a muchos videos o datos que podrían hacer colapsar en algún momento.
El resultado de la sobrecarga informativa es una velocidad espantosa y estéril de pensamientos, muchos pensamientos inútiles y una serie de consecuencias físicas y emocionales. ¿Por qué las personas se despiertan fatigadas? Porque gastan mucha energía pensando y preocupándose durante el estado de vigilia. Desde ahí que es importante poder tener algunas acciones que nos lleven a la distracción, como puede ser un buen libro, música, películas, o incluso conversar con amigos y parientes a través de video conferencia.
La verdad es que restan algunas semanas para tener certeza de la profundidad de la crisis que vivimos, pero como dicen en las mismas redes sociales, o en mensajes viralizados; es de esperar que después de esto, no deberíamos seguir haciendo lo mismo, ni tampoco comportarnos de manera tan individualista, será el momento de valorar más lo que tenemos, de abrazarnos y contenernos entre todos, para que así tengamos una mejor sociedad. En cuanto a los medios masivos de información, esperamos que tengan esa apertura que mostraron desde el estallido social y que los obligó a tener más contenido social, y a ser más críticos del propio rol que ejercen los “rostros” que vemos a diario en la televisión.
En definitiva, esperamos que una vez que la calma llegue y se pueda evaluar el actuar de todos, partiendo por las autoridades que lideraron la emergencia, hasta los alcaldes, dirigentes vecinales, o líderes sociales, se puedan sacar las conclusiones, o lecciones; y se aprenda de lo que pudimos hacer mejor.